La prevalencia de la infertilidad masculina está aumentando por múltiples factores como contaminación ambiental por estrógenos en el agua, hormonas o anabólicos en alimentos de origen animal y vegetal, nuevos agentes de transmisión sexual, tabaquismo, alcoholismo, drogadicción, obesidad, la tendencia a posponer embarazos para edades avanzadas, etc. Así mismo, se ha visto el incremento en la incidencia del cáncer testicular y de defectos congénitos como hipospadias.
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Con frecuencia el estudio del varón se limita a una espermatobioscopía, además de que al encontrar algún estudio alterado, se inician tratamientos sin bases sólidas que los justifiquen, sin un estudio diagnóstico completo y sin tomar en cuenta su causa. Sólo los casos muy delicados y de muy mal pronóstico se refieren a especialistas, lo que deja sin tratamiento adecuado a aquéllos con posibilidades de éxito.
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